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GRÂNDOLA LITERARIA DE JOSÉ ALFONSO ROMERO P.SEGUIN

POEMAS

JUEGO DE ESPEJOS

JUEGO DE ESPEJOS

Dios, ese Cristo me mira,
sé que con compasión,
pero me mira,
y yo Dios
no soy capaz
de sostenerle la mirada
a ningún Cristo,
porque yo, Dios,
yo,
soy él.
¡Dios, Dios!,
él,
¿me escuchas?,
¿me entiendes?,
¿me oyes?
¡Dios!
¿estas ahí?
Te digo a ti,
que no me miras,
que no me escuchas,
que no me quieres
por hijo.
A ti, sí,
a ti,
Dios,
que has permitido
que ese Cristo me mire
con compasión,
en la sombra
de mi imagen
al fondo de este sucio
espejo de estación.
Dios,
te digo que soy Cristo,
y tú callas,
la cruz es tu respuesta,
lo sé.
Dios, tu silencio
se hace pedernal
en los sucios espejos
de las sucias estaciones,
pero yo sé que tú sabes,
que no miento,
que yo soy
él,
mirándome con compasión
en esta hora impar
del calendario solar.
Yo Dios, yo,
soy también él,
pero,
¿tú eres acaso tú?
El silencio denuncia tu ausencia,
el dolor te niega,
la pena te difumina,
la alegría te desmemoria,
la sangre te ignora,
la razón te discute.
Estas solo,
frente a frente con la fe
y tu rebaño de pastores.
Mientras,
los templos vacíos
dan sólo testimonio
del hombre,
del Cristo,
de mí,
sí, también de mí,
aun aquí,
ante este sucio espejo
de estación.

DÚOGRAMA

DÚOGRAMA
DÚOGRAMA

1
La música es el alma del viento,
el viento es el alma del tiempo,
el tiempo es la música de la eternidad.
2
La música,
se escucha como la lluvia.
Se escribe como la lluvia.
Y se siente como la lluvia
caer en el alma.

ALAS Y POEMAS


Las alas de los pájaros,
sus lentas, raudas, alegres y armoniosas alas,
aunque parezcan esencia de divinidad,
son sólo, sólo carne, sangre y pluma,
¡poca cosa!

Pero esta también, divina alma,
el vuelo.

Mis alas son de papel y silencio
de soledad, amor y miedo,
nada especial, nada definitivo.

Pero está también, fulgurante esperanza,
¡el poema!

Alas y poemas,
de amor y llanto,
de papel y carne
de sangre y silencio,
de plumas y miedos.

Alas de pájaros
que dan alas al poema,
llenando de esperanza
en su vuelo mi vuelo.

¡Alas!, siempre alas,
¡mi poema!
José Romero P.Seguín

AL CRUZAR LA CALLE

Confiscare en ti todas mis heridas,
te dejaré sola en medio
del verde trigal del sueño que fuimos,
para que no vuelvas a enfermar de pena
ni yo de arrepentimiento.

Para que tu risa vuelva a ser
la marea de todos los días,
la de los pares y también la de los impares.

Porque sin ella el mar se detiene
al cruzar la calle,
al caer por la ventana,
al traspasar la puerta.

Porque sin ella los relojes
adquieren sentido,
y las horas todo el poder.

Has de volver a ser,
aún lejos de mí,
porque tu ser es vital,
como mi pena;
mi pena y tu ser,
aún así mereció la pena:
¿no crees?

Incluso ahora que he vuelto
resuelto a confiscar en ti mis heridas,
siento que volvería hacerlo,
que volvería a amarte,
sin cambiar ni una coma,
de las tantas de este poema
de despedida.
José Romero P.Seguín

LA MÚSICA DE LAS LÁGRIMAS

LA MÚSICA DE LAS LÁGRIMAS

Quisiera llorar,
llorar tanto,
que no se oyera el llanto
sino la música de las lágrimas.

Ese son comparable sólo
con el canto de las sirenas,
después de haber vagado sin orientación precisa,
por los laberínticos e infinitos rumbos
del universo.

Llorar quisiera,
llorar tanto
que el universo me oyese,
y se llenase de estrellas
la estrella de mi destino.

Digo sólo, que llorar quisiera,
llorar tanto,
que fuese tan bello el llanto
como lo es la música de las lagrimas,
a la orilla del universo.
José Romero P.Seguín

Grândola Vila Morena

Grândola Vila Morena
Grândola, vila morena
Terra da fraternidade
O povo é quem mais ordena
Dentro de ti, ó cidade
Dentro de ti, ó cidade
O povo é quem mais ordena
Terra da fraternidade
Grândola, vila morena
Em cada esquina um amigo
Em cada rosto igualdade
Grândola, vila morena
Terra da fraternidade
Terra da fraternidade
Grândola, vila morena
Em cada rosto igualdade
O povo é quem mais ordena
À sombra duma azinheira
Que já não sabia a idade
Jurei ter por companheira
Grândola a tua vontade

Grândola a tua vontade
Jurei ter por companheira
À sombra duma azinheira
Que já não sabia a idade

ZECA AFONSO

 

POEMA DE ANTONIO ROMERO PEREZ MI HERAMANO DEL ALMA

POEMA DE ANTONIO ROMERO PEREZ MI HERAMANO DEL ALMA  
 

Recuerdas niña lo bien que antes
sabíamos callarnos,
volcarnos por ejemplo aquellas tardes
sobre la barandilla fresca
y mirar a la ermita, sólo eso.

Tanta fue la traición luego
de los días agotadoramente largos
que nos volvimos charlatanes, locuaces,
alegres bailarines ante el éxito de cualquier
insensata labor de vigilancia.

Signos del declive ya por entonces
te hablo de los años amarillos:
una tras de otra las nueces salían negras
los melocotones ásperos olvidaron oler a melocotón,
por esos días se jodio todo niña, eso pasó.

Se bifurcó salivosa la trayectoria
de nuestras paciencias, todo se hizo
pequeño y tropezamos en cada esquina,
denegamos cautos nuestro derecho
a no cerrar los ojos en presencia del otro.

Caímos alarmados en la cuenta
del mínimo espacio de nuestra soledad
sin rincones ni cerrojos,
corrimos a comprar candados e hicimos celosías
en los vanos y arrancamos las aldabas de por fuera.

Añoramos subterráneos sin accesos donde
calmar el latido de cada encuentro accidental
(no los había de otro modo),
celosamente extraños entre extraños
enloquecimos niña, eso pasó

minuciosos escrutadores de nuestras costuras
nos rendimos sin luchar como se suele,
llamamos melancolía a lo que era
ya entonces tristeza espesa como azogue
y gritamos ante farmacias sin receta


Nos fuimos niña, eso pasó
cada uno por su lado al mismo sitio
nítido, de recintos descuadrados,
vacío de haladas y de tardes

Recuerda aquel entonces como yo
verás que era perpetuo el silencio de los días
que éramos dioses nombrados cada víspera
que tuvimos el infinito entre las manos

Antonio Romero Pérez

 

GÉNESIS

GÉNESIS En un día lluvioso,
sobre los campos
se oye algo más que la lluvia;
se oye el silencio
de lo necesario.
La gota encaja en la raíz,
como el corazón en el pecho,
luego viene el relámpago
de la vida,
y se oye en la tarde lluviosa,
el tictac,
de la muerte.

José Romero P.Segín